viernes, 27 de abril de 2012

Desde 1970 hasta hoy, el neoliberalismo y la fragmentación social

    La mejora en las condiciones de empleo y la fase de crecimiento económico de los trabajadores entre los años cincuenta y setenta proporcionó un incremento continuo en su posición en el reparto de la renta.
La calidad de vida entre la población crecía, y el dinero corría en muchas manos, siendo más equitativo y justo el reparto de las riquezas.
  Detrás de esta situación había causas políticas como la fortaleza de los partidos de izquierdas y la expansión de movimientos ecológicos, de derechos civiles, sindicalistas y feministas. Entidades de este orden estaban cobrando una gran fuerza y empezaban a convertirse en una amenaza para los poderes vigentes que temían una aspiración de estas nuevas potencias a establecer un nuevo orden social y económico.
   Obviamente hubo una respuesta política contundente para frenar este crecimiento social de mano de la denominada ``revolución conservadora neoliberal´´ representadas por Reagan y Margaret Thatcher, impulsando no solo una contraposición de esta economía que resurgía ante el liberalismo, sino también una rebelión en la forma de pensar de los propios ciudadanos, porque claramente queda demostrado que las cosas funcionan cuando la sociedad lo permite.
   Estas reacciones se materializaron en las siguientes medidas políticas. En primer lugar hubo una restructuración en la utilización de recursos como el trabajo, el cuál empezó a tener menos demanda y a abaratarse (disminución de los puestos de trabajo y de los sueldos).
   En segundo lugar, hubo una lucha contra la inflación, o al menos eso dijeron ellos porque su lógica es algo ilógica. Las medidas para combatirla fueron contra ``los enemigos de la estabilidad económica´´, también conocidos como el aumento de los salarios de los trabajadores y la excesiva circulación de dinero. Se llevaron a cabo medidas para contrarrestar a ``estos asaltadores del bien estar económico´´ con políticas de altos tipos de interés(los cuales beneficiaban a los poseedores del dinero, es decir a las grandes entidades económicas) y de recortes salariales (que beneficia otra vez a los mismos), con el objetivo de que los precios de los productos no se dispararan, pero claro esta ley de la oferta y la demanda solo es compatible con un mercado de capitalismo ideal, en el que no existan  monopolios y oligopolios encargados de producir y poner precios elevados saltándose la ley de regulación natural del valor de los productos según su escasez o su abundancia. Por supuesto, estas estructuras monopolizadoras de un producto rentable con el que jugaban sin adversarios existían y existe.
   Para resumir junto con lo que hemos dicho de estas reacciones contra el panorama, finalmente se puso en marcha una estrategia orientada a introducir nuevos valores sociales que fomentaran el individualismo y  la fragmentación social, que junto al paro, las deudas, como resultado de la disminución de ingresos y el incremento de  la diferencia económica, facilitó la competitividad entre unos y otros y la consolidación del auge del capitalismo que inunda nuestros días, no solo en economía, si no en el órgano más importante de una organización social, la forma de ser y de pensar de la población.
   El tener más, el ser mejor que los otros, el reconocimiento de poder ante los demás aunque sea con miedo, el consumo, la descomposición del ser en vivir para su beneficio y aislarse de las relaciones sociales con la gente, la descohesión entre el grupo, unido solo en ilusiones fantasmales como el que dirán y la reputación social... A fin de cuentas esta es la crisis existencial del solitario e incomprendido hombre del siglo XXI, potenciado desde la década de los años setenta junto al fuerte impacto de la historia del siglo XX( las guerras mundiales, la consolidación de las teorías evolutivas y entre otras la muerte de Dios que a fin de cuentas, es la muerte de ese ser humano que confiaba a su razón todo el conocimiento…)
   Esta forma de ser y de actuar y la desigualdad y el desempleo que provocaron las medidas económicas, impusieron la actual desigualdad en la distribución de las rentas.
Esta polaridad de las rentas hizo que se devaluara el negocio de lo que llamamos economía productiva o economía real. Las entidades financieras que posen las grandes rentas ya no podían ponerse a dar créditos reales a la población, dado que su poder económico era débil, y su capacidad de devolución del propio dinero que se les prestaba corría el riesgo de no ser devuelto. Ante este problema llega ``la solución mágica del neoliberalismo´´, ``la panacea´´, la economía especulativa y ficticia, en otras palabras, la el brebaje que enveneno a occidente y lo llevó a su actual situación.
   Aunque el banco de un vale en vez de dinero, aquel que lo recibe lo devuelve en metálico mas intereses, pero si hay más valor ficticio que dinero real circulando en el sector oficial( sin contar con los paraísos fiscales, que son unos bonitos lugares donde se deposita más dinero que el que está  activo en la economía. Por supuesto este dinero no puede tocarse, algo sencillamente maravilloso, está como en otra galaxia a la que solo su dueño puede viajar), sencillamente este fantasma ficticio financiero que se han montado depende y se sustenta en el dinero real, en la economía productiva, y es un veneno sí  crece desorbitadamente ante el dinero material, es algo así como que la vida de un elefante africano dependa de que una persona lo sostenga entre sus manos para evitar que caiga al abismo.
    Este es el verdadero trasfondo de la crisis y de la deuda  y explica porque se han disparado tantas crisis desde 1970 hasta nuestros días, tengo algunos datos que lo corroboran.
    Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta los setenta apenas se han señalado cuatro o cinco crisis financieras, desde entonces, nos encontramos con 117 crisis bancarias en 93 países  y 113 episodios de estrés  financiero en 17 países.
  Esta evolución contra la que durante tanto tiempo no se ha hecho nada viene dada como bien comentamos por la economía, por la mentalidad, y por la diferencia de rentas, que ha colocado los medios de información y difusión  e incluso la educación, en manos de los grandes empresarios mundiales…

   Esta es la realidad de nuestras vidas, de nuestros días y  de nuestro siglo. Si en algo se equivocaba el elogiado Hegel y todos los que siguieron su esquema era ya en el principio de su planteamiento. La historia no siempre evoluciona a mejor, o eso parece.


Escrito por Carlos Barroso

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